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Publicado por anzooo

- ¡Kilin mi softli güiz jis song, Kilin mi softli güiz jis song,
Telin mai güole laif güiz jis güords,...!
Cantaba Ramón mientras hacía su cama, dándole la vuelta a las sábanas acartonadas y amarillentas. El popurrí de canciones de Ramón empezaba a las seis y cuarto de la mañana, destrozando todos los estilos: desde el soul estadounidense, pasando por canciones populares españolas, y terminando con un rap improvisado.
- ¡Ay ay, ay, que pena me dá que me sá morío er canario.
Ay que pena me dá que me sá morío er canario!
Los demás reclusos se habían acostumbrado a los destrozos musicales matutinos, y ya nadie le decía nada, incluso a veces, el pequeño viejecito de la celda del fondo lo acompañaba con palmas.
El sargento Rojas estaba viendo las monstruosas espaldas de Ramón desde el pasillo, con tapones en los oídos. Cogió aire, se llevó su silbato reglamentario a la comisura de los labios, y sopló con todas su fuerzas. Los pocos presos que Ramón no había despertado, os despertó el penetrante ruido del silbato.
- ¡ Todos los días lo mismo, te cortaré el carnet de padre como sigas cantando por las mañanas, así por lo menos cantarás mejor. Sucia rata de ópera...- gritó con todas sus fuerzas el sargento.
Ramón intentó escusarse con argumentos baratos:
- Señó sargento usté no intiende mi arte. Yo podría haber sido cantutor, con guitarra y tó, pero mi mujé no me dejó.
- ¡Cállate, tienes una visita!. Vamos.
Y tras abrir la puerta y esposar a Ramón, salieron ambos de la celda.

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