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Publicado por anzooo

Ramón estaba sentado en la mesa circular que ocupaba toda la sala. Desde la puerta vigilaba el sargento Rojas, a través del cuadrado de cristal semiopaco.
- ¿Sabes argo de Lucía? - preguntó Ramón.
La mujer rechocha se removió en el incómodo taburete, que amenazaba con ceder bajo su peso. Los rojos mofeltes resoplaron, y pasándose una mano por la cara dijo:
- Dice que la deje en paz ya, coño. Que un ramo de flores está bien, pero con los perros y gatos te pasaste.
Ramón esbozó una sonrisa, y con tono guasón dijo:
- Creía que le gustaban los animales, tu saes que yo soy un ditallista. ¿Y si le mando argo de való, un anillo?
La mujer se levantó de repente del taburete, mostrando una habilidad asombrosa para manejar toda esa grasa fofa. Señaló a Ramón con el dedo índice, y con voz tranquila le dijo:
- Te están buscando, Lucía está harta de tí. Yo que tú dejaría de molestar, o Hector vendrá por aquí, ¿y tú no quieres eso no?
Giró sobre sus talones, y cuando abrió la puerta se le cayó el sargento encima; que se había quedado dormido, apoyado sobre la puerta. El grito de dolor se oyó en toda la cárcel, más de doscientos kilos se apoyaron con saña sobre su estómago.
" Un anillo de esos con rubises estaría bien", pensaba Ramón sin prestar atención a los gemidos del sargento.

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